
Quedaron
atrás las fiestas de fin de año, los regalos y las vacaciones.
Estamos de vuelta tratando de centrarnos en nuestras ocupaciones.
La
ciudad nuevamente está llena de gente que va y viene, de prisa,
salimos a comprar lo que se necesita para este nuevo comenzar.
Hojeamos
cursos, talleres, y comenzamos a proyectar lo que queremos hacer
durante este año.
Tal
vez deberíamos pensar en tomarnos un tiempo para relajarnos y
meditar, escuchar buena música, o simplemente leer un libro.
¿Qué
más queremos aprender, saber o manejar?
Bueno
tal vez como gestionar nuestras vidas, nuestras emociones, nuestra
salud.
Como
no volver a repetir los mismos traspiés, una y otra vez; y estar
atentos a escuchar nuestra intuición.
Esa
vocecita que muchas veces nos dice algo y que nuestra razón reprime,
como diciendo, para que vas a hacer eso, si en este momento tenes
cosas más importantes que hacer.
Y
de repente se te pierde ese papel en el cual llevabas anotado algo
que sentiste que era importante, que podría generarte un cambio.
A
mí como a todos me ha sucedido, y muchas veces fue acallada esa
vocecita que me hablaba muy suavemente en mi interior, por una
incesante cantidad de pensamientos inútiles en realidad.
Puesto
que al no prestarle atención, seguía por mi vida como si nada, y
por allí: zas! de pronto esa vocecita tenía razón, ¿Por qué no
la escuche?
Pero
ya es tarde para lamentaciones, o para sentirse frustrado, el tiempo
paso, y no hay vuelta atrás.
No
podemos regresar y cambiar la situación, como se dice ahora, ya
fue,
solo podemos remediar o enmendar lo que se hizo mal; lo que si
podemos hacer es proyectar algo desde el ahora, y para mañana mismo,
no más.
Haciendo
el día a día, para no desgastar nuestra energía, esa que tanto nos
cuesta conservar con el trajinar diario.
¿No
es que vivimos día a día? ¿Que sabemos de cuánto tiempo
disponemos?
Es
el hoy; hoy canto, río, me entristezco, me enojo.
Cuidado
si el enojo me dura más de hoy, o comenzó ayer o peor el mes
pasado, o todavía antes! porque puede resultar muy perturbador.
Y
desgastante, puede perjudicar nuestra salud, por allí con una
hipertensión, con una gastritis, o de repente una fiebre muy alta.
Me
dirán: ¿y todo eso por no escuchar esa voz interior?, y yo les
diré: Bueno, si! Esa voz interior se llama intuición,
y
todos la tenemos.
Como
se logra escucharla; simplemente estando atentos, es como un flash,
aparece nos da su mensaje y ya.
Podemos
utilizar algunas herramientas,
mediante la meditación, el yoga, o el uso de las esencias florales como por ejemplo Cerato, o Chestnut Bud.
mediante la meditación, el yoga, o el uso de las esencias florales como por ejemplo Cerato, o Chestnut Bud.
Dos
esencias de Bach, que tienen que ver con el aprendizaje, muy útiles
en estos tiempos.
Tomarlas
casi a diario, diría yo, porque siempre tenemos algo nuevo que
aprender.
Recordemos
que dentro de cada uno de nosotros, a través del silencio podemos
escuchar la voz de la Sabiduría Universal, una especie de visión
directa con los ojos de Alma; la virtud, de la Percepción, el
conocimiento claro, que no pasa por el auxilio de la razón.
Hagamos
como las Sibilas, mujeres sabias a las que se les atribuía el don de
la predicción, y seamos depositarios de nuestra sabiduría interna y
primordial, y actuemos confiados en ella.
Aprendamos
que es necesario unir las fuerzas de la intuición y la inteligencia,
y sabremos así conducirnos bien por el camino de la Vida.
MARÍA ELENA VANAGAITIS
Abril 2019
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