LAS ESENCIAS FLORALES, UNA LLAVE O UNA CLAVE
Las esencias florales actúan como una LLAVE o CLAVE que abre una puerta que está aparentemente cerrada.
Es necesario tener la herramienta adecuada y estar bien entrenado, ya que si no se tiene la llave adecuada, nos encontraremos ante una limitación. Así como cuando queremos ingresar a un programa de computación y si no tenemos la clave o contraseña adecuada no nos es permitido el acceso.
O sea que esa clave es la que después será la llave, que nos permita acceder al encuentro de un nuevo estado de conciencia.
Este se logra con tenacidad, voluntad, empeño y esperanza, viendo con otros ojos, estando alertas e intentando los cambios necesarios.
Preparadores de esencias florales como Edward Bach y los más actuales y contemporáneos a nosotros nos entregan entonces con sus sistemas, UNA LLAVE.
Con ella abrimos y tenemos la posibilidad de observar, permitiendo el ingreso de nueva información que ayuda a recomponer, armonizar y equilibrar lo que deja el recuerdo, de aquello que causó algún tipo de perturbación, dejando huellas emocionales; algunas que calaron tan hondo, trayendo consigo la enfermedad hasta el cuerpo.
No llegamos a imaginarnos hasta qué punto nos perturban las vivencias con emociones no resueltas a tiempo, ya que con frecuencia se vuelven a repetir errores, algunas veces propios pero otras veces ajenos a nosotros, pero ligados a vivencias familiares. Estos grabados en nuestra memoria celular, y ante la aparición de un disparador, reproducen una situación similar.
Si lo vemos desde el punto de vista esotérico, podemos decir que es para corregir un Karma familiar.
Pero más allá, la causa por la que el hombre enferma, es la de huir y no asumir sus defectos, ya que esto provoca dolor.
Es que a la enfermedad física, se la considera como algo externo, que se la debe eliminar como fuera; otras veces como un castigo; siendo en realidad una nueva oportunidad esta vez de aprendizaje.
¿Pero el hecho de enfermar deriva sólo de un agente o enemigo externo? No, es un hecho que algunos de los que podemos considerar enemigos externos, son los que se nos muestran como modelos de éxito seguir; a quienes nos debemos parecer, que en realidad es lo puramente superficial; los otros, si son los producidos por virus, bacterias, etc.
Además existen los que se relacionan con lo que sucede internamente, que se podrían llamar enemigos internos.
Estos están relacionados con la personalidad, el uso de mecanismos de defensa; ligados con la búsqueda de la aceptación, según los mandatos de la sociedad y, o, del entorno inmediato.
Lo que con el tiempo, va creando algunas neurosis que ayudan a sobrellevar la presión ejercida desde el exterior.
Mientras se sobrevive aferrado a viejos, o rígidos esquemas que nuestra mente nos impone, como la “Importancia Personal” y aquellos los llamados pecados capitales como la pereza, la gula, la soberbia.
Estos impiden evolucionar, buscar muchas veces, una tabla de salvación por miedo; que le permitan luego experimentar la vida en sí misma, con sus altos y bajos.
También está la importancia de una memoria impresa en nuestras células y que forman parte de la conciencia biológica que podemos llamar memoria colectiva de la especie; donde encontramos el instinto de conservación, la violencia, la sombra, la dualidad, etc.
Es la que no solo contiene la información genética de predisposiciones a diversas enfermedades o rasgos físicos, sino que es la que nos impide saber realmente quienes somos y a que hemos venido.
¿Cómo se da el reencuentro con nuestro SER ESENCIAL?
Mediante el trabajo individual, observando y estando atentos a nuestras acciones de vida, y corrigiendo la tendencia a dejar que nos dominen los pensamientos negativos.
“El sabio es el que está libre de defectos
Porque considera sus defectos como tales
Y así se libera de ellos” Tao Te Ching (Lao Tse)
Todo aquello que nos da la oportunidad de hacer lo correcto, para nuestro propio bien, ayudará también al resto de la humanidad.
Una humanidad que en su mayoría está como dormida aunque crea lo contrario, que tiene la necesidad de retornar al origen, a la calma, a su verdadera naturaleza. Buscar el significado y propósito de sí mismos.
Dice Bach: “Nuestras personalidades se desvían del camino trazado por el alma, o bien por nuestros deseos mundanos o por la persuasión de otros”
No solo somos cuerpo y mente, sino que también hay emociones, un alma, el espíritu.
El uso terapéutico de las esencias florales por parte del terapeuta, permite se logre paliar una situación, orientándolo y estimulándolo a que logre sanarse, a quien está atravesando una problemática física, emocional o espiritual.
El objetivo del tratamiento floral es el de dar alivio, tomar conciencia mediante mirar hacia adentro de uno, de entenderse como individuo, encontrándose a sí mismo; tal como es, con sus debilidades y fortalezas.
Y una vez que se ha dado cuenta, la prevención, que lleva a no repetir errores nuevamente, desarrollando las virtudes opuestas a las que lo llevaron a la enfermedad.
Maria Elena Vanagaitis
Terapeuta Floral
09/2018