viernes, 27 de octubre de 2017

VOLVER  A EMPEZAR:

Cada día de nuestras vidas es un nuevo comienzo, ya que por más rutinaria que sean las tareas o sintamos que es la vida que se lleva, siempre algo es nuevo, nos sorprende o no, cambia, y tal vez sea irrepetible aunque nos parezca insignificante.
Es así, por más que pensemos lo contrario o no queramos verlo de esta forma; la temperatura, el clima que nos rodea, un hecho cualquiera que sucede a nuestro alrededor, o camino al trabajo o a una salida cualquiera, un comentario, una noticia.
Si se toma en cuenta, si se está atento, entonces podemos decir que vivimos en un constante cambio, movimiento perpetuo, al que hay que adaptarse para seguir adelante.

Hace unos días viendo una entrevista a un escritor nuestro, hacía referencia a que si algo nuevo se presenta ante uno, como un desafío, un viaje, por ejemplo, o puede ser una tarea, lo mejor es enfrentarse  ello y hacerlo; porque la mayoría de las veces la oportunidad se puede  presentar ante uno, una sola vez.

Es cierto, si se pierde esa oportunidad, tal vez única, puede que no se vuelva a repetir.
Con ello la experiencia ganada, el conocimiento y la sensación agradable o no, de haber pasado por ella, de haberla vivido.
También otorga las herramientas para reinventarse o darse nuevas oportunidades de cambios más o menos radicales, dependiendo de las circunstancias de vida; el vencer los miedos, dejar afuera viejas estructuras y adaptase a una nueva realidad interna.

¿Por qué dejar o vencer los miedos? Porque ellos no hacen más que paralizar los cambios, traen consigo la incertidumbre, la duda y una visión no muy positiva de la futura situación.
Ellos van juntos a las viejas estructuras que aportan rigidez al pensamiento y críticas, juzgando negativamente.

Una vez que se dejan de lado, comienza a verse una realidad diferente, que nos hace estar atentos, y apreciar que existen otros colores que van más allá del blanco, el negro y el gris.
He podido apreciar muchas veces esta falta de color en la vida, marcada por la tristeza, la culpa, la envidia, los celos etc.
Las personas visten colores tristes, les falta el fuego interno que les de color y energía.
Y al comenzar a darse cuenta que hay formas positivas de vivenciar o sanar sus experiencias, se efectúa el milagro de cambio.
Comienza un nuevo caminar, aunque la ruta sea la misma de antes. Otras perspectivas aparecen y se ve la vida con otro color.
Y como dice el estribillo de la canción de A. Lerner:
                                                                                   “Volver a empezar
                                                                                     Que aún no termina el juego
                                                                                      Volver a empezar
                                                                                      Que no se apague el fuego………”
              Gracias y hasta la próxima.

                                                                                               Maria Elena Vanagaitis
                                                                                                       Tpta. Floral