Un lugar donde comunicarse a traves del magico mundo de las Esencias Florales
martes, 6 de octubre de 2015
Un viaje inolvidable…. a la Isla de Chiloé
Chiloé es la isla más grande del archipiélago de Chiloé, en el Sur de Chile, en la Región de Los Lagos, se puede llegar allí cruzando desde la parte continental de Chile por medio de transbordador.
Es un cruce que se hace en aproximadamente 25 minutos, y desde donde se puede apreciar el maravilloso color azul del Pacifico, y parte de la fauna marina que vive en esa zona.
La calma de los pelícanos, nadando en esas aguas y que de pronto y manera elegante levantan vuelo, para procurarse su comida, las enormes medusas haciendo su viaje, alguno que otro cachalote, lobos marinos, algunas coquetas gaviotas que tienen en sus picos una mancha de color rojo como si alguien le hubiera hecho un toque con un pincel.
Esta mayormente habitada en la zonas media y norte; los jesuitas que fueron los encargados de la evangelización de la isla, después que fuera colonizada por los españoles, fueron construyendo capillas por el archipiélago, y es allí en Chiloé, donde hay una gran cantidad de templos de madera muchos de ellos declarados Patrimonio de la Humanidad.
En la isla crecen y predominan los alerces que proveen una madera dura, muy utilizada en la construcción de sus casas, y otros tipos de árboles como los arrayanes que forman parte de la selva valdiviana, así como helechos y musgos.
Es una zona bastante fría y húmeda, y en el invierno predomina el cielo gris. Sus construcciones típicas, son los palafitos, casas construidas sobre pilotes, con techos a dos aguas, que se destacan por las tejas hechas de madera de alerce, estando mezcladas con construcciones más modernas.
Ancud ciudad localizada en el norte de la isla, es mi lugar de destino en este viaje, después de haber cruzado el canal de Chacao.
Su actividad es más bien marítima, pero además se destaca por sus artesanías en lana virgen, madera, cerámica. Actualmente también se esta desarrollando la agricultura y la ganadería.
Sus habitantes conservan aun, por suerte para todos nosotros, muchas de sus tradiciones culturales, su magia y mitología.
Han vivido también momentos difíciles como el terremoto y posterior maremoto en el año 1960, que hizo que tuvieran que reconstruir casi toda la ciudad.
Una de mis mayores sorpresas fue encontrar en sus alrededores creciendo moras silvestres, con sus enramadas espinosas y llenas de frutos y también con mucha cantidad de un arbusto conocido como Ulex europaeus, un tipo de espinillo bordeando su costa y hacia las afueras de la ciudad.
Este fue introducido para hacer cercos vivos y ahora forma parte de la flora del lugar.
El Ulex europaeus, es un arbusto muy espinoso, con raíces muy profundas como para soportar llegar hasta casi dos metros de altura en algunos casos; soporta condiciones de crecimiento muy duras.
Sus hojas son las espinas, y dan a entender que vive en lugares peligrosos y austeros, en el que hay que defenderse y ahorrar energía en el contacto con el clima exterior.
Es para aquellos que tienen conocimientos sobre las esencias florales de Bach, nada mas, ni nada menos que GORSE.
¡Y he aquí que me haya maravillado con encontrarme tanto Gorse en ese lugar y todo estaba en flor!
Es entonces en ese momento que uno piensa, y reconoce la maravilla de la naturaleza. Como todo el lugar esta rodeado con la luminosa energía de esta flor.
Una energía que da luz, y hace que reaccionemos ante falta de esperanza otorgando valor para luchar y salir adelante. Ya que el color amarillo de sus flores simbolizan y potencian la confianza en uno mismo, e incrementan la vitalidad.
Para una zona que es lluviosa y que vive muchos días al año bajo un cielo gris, el que la naturaleza le favorezca su crecimiento, nos hace sentir que todo puede estar y muchas veces lo esta en perfecta armonía, solo que nosotros los seres humanos deberíamos respetarla mas, escucharla mas, apreciarla mas.
Mas allá de aquello logrado a través de la conquista del territorio, no debemos nunca olvidar que estamos instalados en un lugar que no es nuestro, sino que es de la madre naturaleza. Solo lo debemos cuidar.
T.F. Maria Elena Vanagaitis
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