domingo, 24 de junio de 2012


YO  SOY TU AMIGA, Y  TU, SOS MI AMIGA?

Así como comienzan, los cuentos de hadas, érase una vez…….. 

Muchas veces no nos detenemos a evaluar cual es el nivel de relacionamiento que tenemos con los que nos rodean, sea la, familia, los vecinos, los conocidos y los amigos, y que  percibimos que nos es devuelto también de alguna forma a cambio de esa relación.
Podemos decir que no es lo ideal, pensar que, tenemos que recibir,  solo por el hecho de haber dado, en este caso en el que hablamos de sentimientos.

Pero vayamos a la historia en si, hace un tiempo atrás, no mucho, solo unas semanas, estaba en camino a ir a hacer las compras, y para ello y cuando es cerca me gusta mucho caminar, para aprovechar los rayos del sol que caen y entibian un poco las calles en el fresco otoño.

Me gusta observar como ellos se asoman entre las ramas de los altos árboles, de mi vecindario, y que ya, comienzan a ralear de hojas, formando como un fino encaje que permite ver de fondo el cielo.
En esa calle que conozco tanto desde chica, que he visto como lentamente modifica su paisaje urbano, conozco a varias personas que son aquellos vecinos que como yo, han permanecido viviendo en el lugar desde siempre.
Entre ellas, alguien muy especial, con la cual hemos mantenido a lo largo de este tiempo, una excelente relación, fue quien me enseño mis primeras palabras en ingles, y que además de tener muchos conocimientos, es poseedora de una gran Sabiduría de Vida.
Su nombre ya nos esta diciendo que es depositaria de la virtud de iluminar en la oscuridad, así como el sol lo hace en cada comienzo del día.
En el transcurrir de nuestra charla, donde conversamos sobre diversos temas, surgió este, que da nombre a esta historia.
Y que me dejo pensando, o tal vez me haya vuelto a conectar con esa interrogante que me había hecho un tiempo atrás.
Una forma de ver como la amistad se va transformando, en su forma, su relación, a medida que van transcurriendo los años.
Ella me refería, que todo atraviesa por diferentes etapas, cuando se es niño, nos referimos a nuestros amiguitos/as, como aquellos que pasan un tiempo, junto a nosotros, con quienes jugamos, compartimos nuestros juguetes, nos invitan y nosotros invitamos a pasear junto a nuestros padres, unas vacaciones, o simplemente compartiendo la merienda y haciendo los deberes.
Luego pasamos a la adolescencia, allí, compartimos nuestros “secretos’’, historias de romances, como nos va en los estudios, vamos a los cumples de nuestros otros amigos, estudiamos, vamos a bailar, y comienzan nuestras primeras salidas y experiencias.
Y tenemos muchos amigos, tal vez no nos alcancen los dedos de las manos, para contarlos. Así proseguiremos hasta casi la adultez, o vamos conformando nuestra vida en pareja.
A medida que pasan los años van siendo menos, ya no tenemos ese contacto  tan fluido, comienzan las responsabilidades, el trabajo que nos lleva gran parte del día, y cuando llegamos a nuestro hogar, las tareas y la familia ocupan el resto de nuestro vivir.
Allí ya nos vemos con menos frecuencia, y también si observamos, nuestras amistades se van alejando, hasta llegado un tiempo en que ya  somos seres maduros, ya que tenemos algunos años más, y sucede lo natural de la vida, comienzan a partir, y es allí donde ya nos sobran algunos dedos para contar,  nuestros amigos.
Es entonces, que hay un momento en el que reflexionamos, sobre la relación de amistad que mantenemos con ellos, y he aquí que nos damos cuenta que: 

YO HE SIDO TU AMIGA, TU LO HAS SIDO CONMIGO, COMO  LO FUI CONTIGO???

El sentir que se ha brindado lo mejor de uno, ese enorme sentimiento que es la amistad, y que si observa con detención, tal vez aquellos que uno creyó sus amigos, porque se conocieron hace ya muchos años, son solamente unos viejos conocidos, que ya no comparten mas ese sentir por el otro.
El desgaste, los años, la falta de comunicación, o es que siempre fueron solamente conocidos y no amigos.
Es un gran interrogante, que se presenta ante nosotros, tal vez formando parte de una sensación de vacío, de perdida, y que nos demuestra que en realidad así como venimos al mundo así partimos Solos.

Creo que es un tema que nos hace reflexionar sobre la Vida,  sobre las relaciones, un cuestionamiento netamente filosófico, pero también muy relacionado a nuestras emociones.
Y agradezco a la filosofa, a Alba, que hizo que prestara atención a este tema, para poder compartirlo con todos aquellos que quieran leer estas mis palabras.
Para todos los aquellos los que compartimos nuestro sentir con el otro, y que no dejamos de aprender, y darnos cuenta día a día de que de esta forma, crecemos interiormente,  les doy las gracias y les digo que los quiero mucho, de todo corazón.

Que el Universo nos ilumine a todos.
                                                                                                 TF.   Ma. Elena Vanagaitis